13 de mayo de 2007

SPIDERMAN III.

"SPIDERMAN III" (EE. UU. 2007) Duración: 139 minutos. Dirección: Sam Raimi. Intérpertes: Tobey Maguire, Kirsten Dunst, James Franco, Thomas Haden Church, Topher Grace, Bryce Dallas Howard, J.K. Simmons. Guión: Sam Raimi, Ivan Raimi y Alvin Sargent, basado en personajes de la historieta de Marvel. Fotografía: Bill Pope. Edición: Bob Murawski. Música: Christopher Young. Diseño de producción: Neil Spisak y J. Michael Riva.
Calificación: CAR LOST

Profunda decepción es lo que siente un espectador medio como yo - absoluto desconocedor del mundo del cómic pero igualmente atraído, a través de sus presentaciones cinematográficas, por el querible personaje de Peter Parker (y todo su universo) - ante la tercera entrega de la saga arácnida. Ya no queda nada de la emoción genuina, el romanticismo puro y la negrura psicológica de sus predecesoras. Pero lo mas dramático es la traición a la base del personaje en la que incurre la película. Este Peter Parker nada tiene que ver con aquel que vimos transformarse en el Hombre Araña y mucho menos con el que lidiaba ante despiadados villanos en su rol de guardián del pueblo de Nueva York.
Parece que el reglamento del mundo de las trilogías determina que una lucha entre el personaje central y su lado (mas) oscuro ha de plantearse en las terceras partes. Pasó en “Star Wars”, en “El Señor de los Anillos” y ahora en “Spiderman 3”. Recurso totalmente atractivo, válido y potente pues no hay placer (narrativa y dramáticamente hablando, por supuesto) mas grande que ver la lucha de nuestro protagonista con sigo mismo, sus miedos, sus limitaciones y sus deseos ocultos; lucha que permite complicar, innovar y, sobre todo, humanizar al personaje que seguimos desde entregas pasadas.
Pero el principal problema de “Spiderman 3” está en la intención de intelectualizar esa batalla (entre el bien y el mal, el deber y el querer, el amor y el odio) instalada en el mismísimo interior de nuestro héroe de cartón. Sam Raimi (que con habilidad había logrado un acertado equilibrio entre diversión y profundidad de la trama y los personajes en entregas anteriores) se olvidó de la criatura a su cuidado y la traicionó a costa de ridiculizarla al nivel del idiota más insoportable del mundo.
De aquel joven sencillo, dulce y tímido, pero valiente y justo (y con el que todos nos identificábamos o queríamos identificarnos) no queda nada. En “Spiderman 3” estamos frente a un Peter Parker ávido de fama, egocéntrico y vanidoso. Totalmente detestable, condición que se agrava ante la irrupción de la materia extraterrestre que deja al descubierto su peor costado.
Aquello que en la mente de muchos, o por lo menos en la mía, debía haber sido un jugoso e intimista capítulo que desnudase el interior del personaje a costa de un dramatismo psicológico extremo (siempre acorde al tipo de película que se trata) se plantea como una patética y ridícula muestra de lo peor de Hollywood, potenciada por la no menos patética y ridícula actuación de Maguire, generadora de un odio que se multiplica con el paso de cada fotograma. Este Peter (y su alter ago: Spiderman de traje negro) violento, rebelde, vengativo, despiadado y que pretende ser un sex symbol ( y cuyo cabello despeinado es el carné que intenta validar su desfachatada irreverencia) resulta totalmente inverosímil, incluso justificado por la acción de una terrible sustancia proveniente del espacio exterior.
El filme se toma su buen tiempo (directamente proporcional al desmedido metraje total) para introducir a los personajes que conocemos desde hace mucho. Extensísima y aburrida es la primera parte que nos muestra a Peter y a Mary Jane como una pareja feliz, pero poco creíble. La misma demuestra la poquísima, o casi nula, química existente entre Tobey Maguire y Kirsten Dunst (si hasta uno prefiere que M.J. se decida por Harry). Nada queda del romanticismo de aquel inocente primer beso bajo la lluvia.
Sumado a ello, el filme lleva sobre sus espaldas una acumulación de tramas inconclusas desde las entregas pasadas que se agregan a las nuevas intrigas e historias que han de ser presentadas y desarrolladas. Se observa en el guión la dificultad para ensamblar los diferentes engranajes en forma aceitada. Las líneas argumentales evolucionan con lentitud y torpeza logrando abundantes altibajos a lo largo de la narración, baches lo suficientemente grandes como para que el público pierda interés.
Estas deficiencias narrativas conducen al desaprovechamiento de muchos personajes nuevos, en especial de los villanos. Al ya conocido Harry Osborn, devenido a Duende Verde (que enfrenta a sus demonios de una forma mas interesante y convincente que el mismo Spiderman), se suman el poco atractivo Sandman y el muy desaprovechado Venom (quizás el mas intrigante de todos los villanos vistos en la saga arácnida). Algo similar sucede con Gwen Stacy (impactante y desperdiciada Brice Dallas Howard que le pasa el trapo a Kirsten Dunst - con su brevísima aparición - en el rol de heroína o chica en peligro) cuya participación se limita a ser un vehículo de celos de Peter para con M.J. Todo evidencia el manoseo en pos de satisfacer a fanáticos, público en general, productores ávidos de spidy dólares y, por supuesto, al director.
Los momentos más agradables del filme pueden encontrarse en las deslumbrantes secuencias de luchas y batallas, en los desarrollados efectos visuales y en el humor. La comicidad del filme es quizás el aspecto más fidedigno a los orígenes de la saga. Se destaca la escena del restaurante por sobre todas (lo que nos hace plantearnos si Raimi no se desarrollaría mejor como guionista de comedias de situaciones que como autor de dramas interiores y existenciales)
“Spiderman 3” es un filme simple en el sentido peyorativo de la palabra. La presunción del director se traduce en adultez para los niños (fieles seguidores del Hombre Araña y “homenajeados” en el filme) e infantilismo para los grandes. Uno se queda con la sensación de lo que pudo haber sido. Un sabor amargo ante la insatisfacción de no presenciar un grandilocuente, verdaderamente profundo, impactante y coherente capítulo final de una saga en evolución que tropieza casi de forma voluntaria, se traiciona y pierde la dignidad (transformándose en un producto frío y artificial) al final del camino. Los fanáticos, que aportaron casi 400 millones de dólares en recaudación durante los primeros 3 días de proyección, seguramente no opinarán lo mismo. Y los comprendo. Uno ante el objeto de culto de su pasión hace oídos sordos y ojos ciegos, incluso si está frente al un filme como “Spiderman 3”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Q VUELVA LA SUPREMA!!!!