14 de noviembre de 2007

INVASORES.

“THE INVASION” (EE.UU. 2007) Duración: 97 minutos. Dirección: Oliver Hirschbiegel. Interpretación: Nicole Kidman, Daniel Craig, Jeremy Northam, Jeffrey Wright, Veronica Cartwright, Jackson Bond. Producción: Joel Silver. Fotografía: Rainer Klausmann. Diseño de Producción: Jacqueline West. Música: John Ottman. Edición: Hans Funck y Joel Negron.
Calificación: CAR LOST

Luego de las críticas lapidarias vertidas por la prensa especializada y el magro resultado en taquilla, uno esperaba lo peor de “Invasores” (“The Invasion”). Para mi sorpresa, y en contra de todos los pronósticos desalentadores, puedo decir que el filme definitivamente no es malo; aunque tampoco le alcanzan los méritos para ser más que bueno.
Esta producción de Warner Bros tiene la particularidad de ser la cuarta reversión del clásico de la literatura de ciencia ficción “The Body Snatchers” (“Los usurpadores de cuerpos”), de Jack Finney. “Invasores” trata sobre el arribo de un extraño y poderoso virus extraterrestre a la Tierra que, uno vez alojado en el cuerpo humano y durante el período de ensoñación, se apropia de cada una de las células del mismo. El microorganismo usurpa (literalmente) la entidad corporal transformando definitivamente la condición del ser humano. Las personas ya no son las de antes, a pesar de lucir físicamente como siempre e incluso recordar todos los hechos de su vida. Han perdido su esencia (aquella que incluso nos hace cometer los errores mas atroces) para dar lugar a un ejército de autómatas de comportamiento frío y mecánico que no tienen sentimientos. La catástrofe se acelera a toda velocidad. El gobierno, cuyos miembros obviamente tienen el virus en sus entrañas, provoca un contagio masivo. Pero algunos todavía resisten evitando demostrar emociones o quedarse dormidos. Paradójicamente las consecuencias de la peste intergaláctica se traducen en el cese de todos los conflictos que azotan a la humanidad: guerras, robos, asesinatos, violaciones, hambre, desigualdad. Aunque la nueva sociedad no deja de tener una amenaza: aquellos que son inmune.
El filme ha sido diseñado para que el espectador descubra la odisea de una madre (Carol Benell a cargo de Nicole Kidman) que intenta proteger, ante todas las adversidades, a su hijo quien posee el beneficio de la inmunidad. La narración, que no da respiro (curiosamente el metraje no excede los 90 minutos), encuentra en el suspenso y la tensión sostenida sus mejores momentos. “Invasores” es una carrera contra el tiempo y, sobre todo, contra el sueño; por lo tanto es una batalla que no se puede ganar. Los personajes se encuentran atrapados, no tienen salida y ante ello la resignación es la mejor opción (producto de una obscena persuasión): los personajes han de rendirse al descanso pues la transformación en última instancia no es tan mala (después de todo ya no hay guerra, hambre o crímenes).
La película halla en el montaje acelerado y alterado las herramientas apropiadas para acentuar la idea de escape, vértigo y peligro inminente (al tiempo que sirve para ocultar la superficialidad de la trama y cierta falta de cohesión entre sus elementos). Los realizadores instalaron un recurso audiovisual muy particular para apoyar dicha propuesta el cual consiste en superponer el tiempo pasado, presente y futuro, en una secesión de flashbacks y flashfowards, durante la misma serie de tomas. Los resultados son eficaces y atractivos.
Por otra parte la sólida caracterización de Nicole Kidman, sumado a su profesionalismo y presencia escénica, sostiene el desarrollo narrativo del filme al tiempo que subsana las falencias interpretativas del resto del elenco (Daniel Craig luce perdido) y disimula las costuras de un guión injustamente maltratado y contaminado por una filosofía de dudosa monta.
Pues “Invasores” tiene un planteo ideológico confuso. No se puede negar que el filme (voluntariamente o no) deja la puerta abierta al debate sobre la condición humana y el alcance de nuestra especie. Quizás la postura adoptada para abordar el tema no fue la más apropiada, pues el terror de la sociedad de EE.UU. a una invasión exterior (luego del 11-S) es algo que aún no ha sido digerido (allí podría radicar la causa del fracaso en el público). El paralelismo con la situación política de la administración Bush y la alusión constante a los conflictos bélicos en Medio Oriente son quizás los principales errores del programa. Aunque la sugerencia de la pérdida involuntaria de la esencia humana a favor de la resolución de todos los conflictos del hombre representa una premisa interesante a discutir. Nadie puede negar la preferencia de la continuación de ciertos horrores gestados por nuestra raza a la posibilidad de dejar de ser lo que somos por definición: seres autónomos y sensibles (que esto no se entienda como una apología a la involución del hombre en su concepción moral y cultural).
El final del filme es inconsistente y apresurado al mismo tiempo. El desenlace no se condice con el planteo antes propuesto (que a pesar de sus falencias y errores era interesante y atrapante) y peca de simplista al proponer un epílogo con carácter de “final feliz”. Es públicamente conocida la situación vivida por el director alemán Oliver Hirschbiegel quien tuvo que dejar inconclusa su versión de la historia pues no era del agrado de los altos mandos del estudio. Los recortes y parches de ejecutivos y directores de reemplazo son evidentes, pero afortunadamente los esbozos del director de “La caída” (las consecuencias del conflicto en el comportamiento individual y colectivo, por ejemplo) pueden apreciarse. Quizás algún día podamos ver en DVD una versión definitiva del director, que subsane los desatinos que no dejan que “Invasores” sea un producto satisfactorio y, sobre todo, completo.

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