27 de septiembre de 2007

LAS RAZONES PARA UN 10: HAIRSPRAY.

"HAIRSPRAY" (EE. UU. 2007). Duración: 117 minutos. Dirección y coreografía: Adam Shankman. Interpretación: Nikki Blonsky, John Travolta, Michelle Pfeiffer, Christopher Walken, Amanda Bynes, James Marsden, Queen Latifah, Brittany Snow, Zac Efron y Elijah Kelley. Guión: Leslie Dixon, basado en el film homónimo de 1988 dirigido por John Waters y en el musical de 2002. Música: Marc Shaiman. Letras: Scott Wittman y Marc Shaiman. Fotografía: Bojan Bazelli. Edición: Michael Tronick. Diseño de producción: David Gropman.
Calificación: CAR LOST +++
“Hairspray” se presenta como un filme acerca de los prejuicios. El primero, y más obvio, es que se trata de un musical de Hollywood. El género en cuestión no goza de buena fama o respetable aceptación en nuestro país (como en tantos otros), a pesar de que representa la máxima expresión de lo que el cine puede llegar a hacer y dar artísticamente: canto, baile, música, actuación, color, poesía y ritmo sin ningún tipo de condicionamiento, prejuicio o vergüenza para gritar lo que uno piensa o siente. A pesar de esto, y de lo bien que se lo pasa con ellos, los musicales injustamente son incomprendidos y en consecuencia denostados y rechazados por muchos. La irrupción en las salas cinematográficas de un exponente del género se celebra con fervor pues el acceso a los mismos, en especial a los de buena calidad, es extremadamente limitado.
En medio de este desalentador panorama llega lo que los amantes del género esperábamos: “Hairspray”, un musical repleto de audacia y desparpajo artístico, inteligentes letras y atrevido humor; película basada en la puesta homónima de Broadway, a su vez inspirada en el filme del rey del cine trash y freak, el irreverente John Waters. Pero entrar en comparaciones seria odioso e injusto, sobre todo porque la solidez del la nueva versión hace que la misma se destaque y se valga como filme autónomo, transformándose en el mayor exponente del género del último tiempo (además de uno de los mejores filmes del año).
“Hairspray” cuenta la historia de Tracy Turnbland, una jovencita entrada en carnes que vive en la ciudad de Baltimore durante la década del 60. Inmersa en la idílica, perfecta y conservadora sociedad norteamericana que niega el cambio, la desfachatada adolescente encuentra en el baile, el canto y los abultados peinados con hairspray su liberador escape. Día a día cultiva el sueño de poder participar en el show de danza y música de Corny Collins, su programa de televisión favorito. Decidida a derrocar la represión imperante, los estereotipos de belleza y las ofuscaciones sociales, Tracy desata y alienta un verdadero torbellino juvenil que encarna el cándido optimismo revolucionario de la época. Y es aquí, en la trama misma, donde se evidencia otro de los prejuicios de los que hablaba. Mas de uno no verá con buenos ojos que la protagonista triunfe siendo fiel a si misma y sin necesidad alguna de cambio (físico y/o espiritual). Y muchos mas arrojarán despectivos comentarios acerca de los sexys movimientos de baile a cargo de la protagonista o por la elección final del galán en cuestión. Y quienes lo hagan no habrán comprendido nada, ¡pues esa es precisamente la premisa de la historia!
La puesta realizada por el director y coreógrafo Adam Shankman es perfecta, divertida y conmovedora a la vez. El filme no da respiro y el ritmo no se esfuma jamás. Irremediablemente la música y el baile atrapan al espectador desde el comienzo e incitan a que salte de su butaca y comience a bailar y a cantar a la par de los personajes. Y ello se debe, en gran medida, a las pegadizas canciones (cuyas hilarantes letras están cargadas de ironía, humor, desparpajo y punzante crítica social) y a las coloridas y espectaculares coreografías que se suceden (afortunadamente y evitando uniones insustanciosas) con lógica progresión dramática al ritmo del twist, el soul y el r&b (se destacan “I can hear the bells”, “Run and tell that”, “Without love” y la excitante finale de 10 minutos a carago de todo el elenco al ritmo de “You can´t stop the beat”)
Pero el filme no se limita solo al canto y al baile como ocurre en muchos otros casos. Aquí hay personajes bien estructurados, tramas desarrolladas en profundidad (con las dosis justas de drama y comedia) y un interesante retrato socio-político de la época que, sin ser presumido e incluso rozando la ingenuidad, no deja de incomodar.
Es destacable la labor del elenco cuyos integrantes brillan por igual manifestando talento y habilidad para la comedia musical: Michelle Pfeiffer encarnado la malvada de la historia (y riéndose de si misma y de los papeles que le han tocado interpretar a lo largo de su carrera), Elijah Kelley haciendo gala de sus dotes para el baile y el ritmo, James Mardsden demostrando porque es uno de los mas promisorios actores de su generación, Amanda Bynes aportando la cuota de dulzura e ingenuidad necesaria y John Travolta robándose todos los aplausos de la platea con su travestida y abultada, pero no menos sexy, Edna ( y en una inteligente jugada publicitaria y ofreciendo guiños sobre su pasado en el género). Cada uno de ellos, junto a los no menos efectivos Queen Latifah, Chistopher Walker, Zac Efron y Brittany Snow, tiene su lugar destacado en el metraje para lucirse y, sobre todo, divertirse a pesar de que no canten o bailen a la perfección. Pero sin lugar a dudas Nikki Blonsky es la verdadera estrella del filme (a pesar de que los créditos digan otra cosa). La joven actriz encarna su personaje con ímpetu; y quizás sea porque la historia que cuenta el filme es la que le ha tocado vivir. Así, en una combinación explosiva de convicción, carisma, talento y humildad, demuestra que ha venido para quedarse y no irse jamás.
Pero sobre todas las cosas, “Hairspray” logra su hipnótico poder gracias al espíritu lúdico y celebratorio, a la convicción endémica, a la energía y a la vitalidad que desborda por sus costados. Pero aún mas porque transmite al espectador una vasta y prolongada sensación de jovialidad, confianza y esperanza. En definitiva, se trata de un filme para disfrutar y dejar los prejuicios cinéfilos de lado. Si, porque más de un supuesto entendido en el tema no ha de aceptar al filme debido a su optimismo desenfrenado y contagioso pues ello no está de moda (a no ser que sea filmado por alguno de los directores progres y mimados del momento, claro está)
Concluyendo, y tal como decía al comienzo, “Hairspray” es una película sobre los prejuicios. Pero no solo los de carácter racial, social o ideológico que plantea la trama y de los que se hace eco el realizador para exponer su mensaje. “Hairspray” es un filme sobre los propios prejuicios de los espectadores (como miembros de la sociedad y como cinéfilos). Y aquellos que no estén dispuestos a despojarse de ellos se perderán una de las experiencias más gratificantes, alocadas y sensibles que ha dado el cine. Créanme, yo se lo que les digo…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vi hace un tiempo la Hairspray del genial John Waters, y espero poder ver esta nueva version para poder sacar alguna q otra conclusion, y compartirla por aqui!!

Un abrazo

Anónimo dijo...

la verdad es que no me iba a poner a leer todo lo que dice, pero supongo que la crítica es muy buena... sobre todo siendo que la estuvimos esperando un monton!!!
a mi me encantó la pelicula... asi que no tengo más que decir...
te quiero mucho nene!!!
consu!

Carlos Ignacio Trioni dijo...

Eso es verdad... Cuanto esperamos para ver la peli!!!! Cuando será el día en que las distribuidoras se den cuenta que pierden plata retrasando tanto los estrenos en el resto del pais???