“ILUMINADOS POR EL FUEGO” (Argentina 2005) Duración: 103 minutos. Dirección: Tristán Bauer. Intérpretes: Gastón Pauls, Pablo Ribba, César Albarracín, Juan Leyrado, Virginia Innocenti, Arturo Bonín. Guión: Edgardo Esteban, Gustavo Romero Borri, Tristán Bauer y Miguel Bonasso; basado en el libro de Edgardo Esteban y Gustavo Romero Borri. Producción: Carlos Ruta. Música: Federico Bonasso. Fotografía: Javier Juliá. Montaje: Alejandro Brodersohn. Dirección artística: Graciela Fraguglia. Vestuario: Julio Suárez.
Calificación: CAR LOST
Calificación: CAR LOST
La Guerra de Malvinas personificó el vano e irresponsable intento de las autoridades militares por recuperar a la fuerza un histórico territorio nacional ocupado por tropas inglesas desde hace más de 150 años. La supremacía de una potencia imperialista como Inglaterra, entre otras causas, condujo a una rápida derrota que, si bien propició la humillante salida de los militares del poder y el consecuente retorno de la democracia al país, dejó en el pueblo una herida tan profunda y dolorosa como difícil de curar.
“Iluminados por el fuego” es un filme que habla sobre las heridas que el tiempo no cura, de los dolores que permanecen y no se van. Se la puede considerar una película necesaria, pues la filmografía argentina esquiva la historia reciente, en especial a estos trágicos hechos. “Los chicos de la guerra” de Bebe Kamín y algunas experiencias documentales son los pocos exponentes de este tipo de cinematografía. Es por eso que obras así son demandadas ya que la sociedad argentina, y el cine como parte de ella, tiene una deuda con su pasado y esta obligada a mirar atenta hacia atrás.
La narración comienza con el intento de suicidio de un ex combatiente que se ha convertido en un ser solitario, amargo, alcohólico y violento. Luego de internarlo en un hospital, su mujer llama a Esteban (quién fuera el mejor amigo de su marido durante la guerra), un tipo que parece haber atravesado mucho mejor estas dos décadas pero que igualmente es perseguido por el fantasma de la muerte y el sufrimiento. De este modo el relato nos traslada de un pasado trágico a un presente no menos desgarrador.
El filme está basado en la novela “Iluminados por el fuego” cuya autoría pertenece a los ex combatientes Edgardo Esteban y Gustavo Romero Borri, quienes escribieron el libro para poder dejar atrás el infierno de la guerra y dar lugar al recuerdo del compañerismo y la amistad vivida en la isla. La cinta hace caso a la literalidad y no escapa de ese objetivo. El director busca introducirse en la cabeza de quienes fueran las principales víctimas de esta guerra e intenta comunicar la particular situación que vivieron. Los ex combatientes no solo lucharon contra el enemigo inglés, también lidiaron contra el ridículo, contra el feroz maltrato de sus propios superiores, contra el terrible frío, contra el hambre, contra su escasa preparación, contra su juventud, contra su adolescencia…
La película, en buena medida, trata de graficar lo indecible, busca imágenes para contar el dolor, la frustración, la impotencia y el absurdo. Pero básicamente pone énfasis en el retrato de los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana marcados a fuego por los lazos afectivos que, sin lugar a dudas, fueron el sostén fundamental para resistir y seguir adelante durante la guerra. Y dichas escenas, generalmente narradas en tono no dramático, encuentran su real significación en la fuerte carga irónica que portan (la escena de la caza de la oveja es un claro ejemplo de ello). Esos pasajes, intensos y verosímiles, hacen menos obvia la progresión dramática del filme pues está cargado de lugares comunes y no logra, en términos generales, reconciliarse con sus pretensiones, por mas nobles que sean.
Debido a la envergadura del tema, y a su carga histórica y emocional, sería banal detenerse en los notables avances de los efectos especiales lucidos en las escenas bélicas o en la evidente y desprolija intertextualidad entre el filme y los programas televisivos pseudo periodísticos conducidos por el actor protagonista. Aunque es válido reconocer la habilidad e inteligencia de la producción para aprovechar al máximo los recursos técnicos disponibles.
Pero estas discordancias (políticas, ideológicas y artísticas) no hacen otra cosa que invalidar el filme. Pedir una película bélica a lo Hollywood sería nefasto. La historia nos habla de un claro sometimiento político y militar, pero en “Iluminados por el fuego” se percibe una densa atmósfera derrotista que hace brotar más odio y dolor. Cuando el filme hace confluir todos sus elementos se genera una fuerte carga emotiva aunque es evidente cierta cobardía en el discurso. Pues “Iluminados por el fuego” deja de lado el carácter heróico, la admiración y el respeto que todos los veteranos merecen a cambio de un efecto lagrimógeno y políticamente correcto para con la platea y el gobierno de turno. Vaya homenaje para aquellos grandes héroes de nuestra nación.
“Iluminados por el fuego” es un filme que habla sobre las heridas que el tiempo no cura, de los dolores que permanecen y no se van. Se la puede considerar una película necesaria, pues la filmografía argentina esquiva la historia reciente, en especial a estos trágicos hechos. “Los chicos de la guerra” de Bebe Kamín y algunas experiencias documentales son los pocos exponentes de este tipo de cinematografía. Es por eso que obras así son demandadas ya que la sociedad argentina, y el cine como parte de ella, tiene una deuda con su pasado y esta obligada a mirar atenta hacia atrás.
La narración comienza con el intento de suicidio de un ex combatiente que se ha convertido en un ser solitario, amargo, alcohólico y violento. Luego de internarlo en un hospital, su mujer llama a Esteban (quién fuera el mejor amigo de su marido durante la guerra), un tipo que parece haber atravesado mucho mejor estas dos décadas pero que igualmente es perseguido por el fantasma de la muerte y el sufrimiento. De este modo el relato nos traslada de un pasado trágico a un presente no menos desgarrador.
El filme está basado en la novela “Iluminados por el fuego” cuya autoría pertenece a los ex combatientes Edgardo Esteban y Gustavo Romero Borri, quienes escribieron el libro para poder dejar atrás el infierno de la guerra y dar lugar al recuerdo del compañerismo y la amistad vivida en la isla. La cinta hace caso a la literalidad y no escapa de ese objetivo. El director busca introducirse en la cabeza de quienes fueran las principales víctimas de esta guerra e intenta comunicar la particular situación que vivieron. Los ex combatientes no solo lucharon contra el enemigo inglés, también lidiaron contra el ridículo, contra el feroz maltrato de sus propios superiores, contra el terrible frío, contra el hambre, contra su escasa preparación, contra su juventud, contra su adolescencia…
La película, en buena medida, trata de graficar lo indecible, busca imágenes para contar el dolor, la frustración, la impotencia y el absurdo. Pero básicamente pone énfasis en el retrato de los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana marcados a fuego por los lazos afectivos que, sin lugar a dudas, fueron el sostén fundamental para resistir y seguir adelante durante la guerra. Y dichas escenas, generalmente narradas en tono no dramático, encuentran su real significación en la fuerte carga irónica que portan (la escena de la caza de la oveja es un claro ejemplo de ello). Esos pasajes, intensos y verosímiles, hacen menos obvia la progresión dramática del filme pues está cargado de lugares comunes y no logra, en términos generales, reconciliarse con sus pretensiones, por mas nobles que sean.
Debido a la envergadura del tema, y a su carga histórica y emocional, sería banal detenerse en los notables avances de los efectos especiales lucidos en las escenas bélicas o en la evidente y desprolija intertextualidad entre el filme y los programas televisivos pseudo periodísticos conducidos por el actor protagonista. Aunque es válido reconocer la habilidad e inteligencia de la producción para aprovechar al máximo los recursos técnicos disponibles.
Pero estas discordancias (políticas, ideológicas y artísticas) no hacen otra cosa que invalidar el filme. Pedir una película bélica a lo Hollywood sería nefasto. La historia nos habla de un claro sometimiento político y militar, pero en “Iluminados por el fuego” se percibe una densa atmósfera derrotista que hace brotar más odio y dolor. Cuando el filme hace confluir todos sus elementos se genera una fuerte carga emotiva aunque es evidente cierta cobardía en el discurso. Pues “Iluminados por el fuego” deja de lado el carácter heróico, la admiración y el respeto que todos los veteranos merecen a cambio de un efecto lagrimógeno y políticamente correcto para con la platea y el gobierno de turno. Vaya homenaje para aquellos grandes héroes de nuestra nación.
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