“SWEENEY TODD: EL BARBERO DEMONÍACO DE LA CALLE FLEET” (EE. UU. 2007) Duración: 116 minutos. Dirección: Tim Burton. Intérpretes: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Alan Rickman, Timothy Spall, Sacha Baron Cohen, Jamie Campbell Bower. Guión: John Logan, basado en el musical de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler. Fotografía: Dariusz Wolski. Música: Stephen Sondheim. Edición: Chris Lebenzon. Diseño de Producción: Dante Ferretti.
Calificación: CAR LOST
En varias ocasiones he hecho pública mi simpatía hacia el género musical como también la admiración que siento por el talento artístico de Tim Burton. “Sweeney Todd” debería haber sido un programa sin desperdicios, pero no fue así: la última creación de la dupla Burton-Depp, contrariamente a lo que esperaba, me defraudó profundamente.
En términos generales “Sweeney Todd” es un filme que se queda a mitad de camino en todo aspecto. Incluso su esencia encierra el mayor de sus problemas: el musical (por mas que sea de terror) y Burton definitivamente no son una buena combinación. La materia prima que sirve a la película (ya sea el mito viviente del barbero asesino o el musical de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler) es de una riqueza impresionante, aunque está desaprovechada pues los caminos escogidos por el director no fueron los mas indicados. Ya sea por el desconocimiento de los códigos propios del musical, la no aceptación de los mismos o su incompatibilidad con la visión sanguinaria y gótica de Burton, “Sweeney Todd” termina resultando un híbrido incoherente e irregular; las secuencias musicales no tienen fluida conexión con aquellas de texto hablado y viceversa, lo que provoca que el filme se aprecie como dos películas distintas sobre el mismo tema (cada una de ellas con sus aciertos y desaciertos) unidas casualmente y sin ningún tipo de precisión.
El mismo tipo de problema se percibe en el guión. Burton no se decide sobre que arista de la historia centrarse y en consecuencia se origina un divagare narrativo que no permite el desarrollo completo de ninguna de las tramas (¡incluso la principal!). El espectador nunca ha de enterarse de las justificaciones y los porqués del accionar de los personajes. Si poco y nada sabemos de la transformación de Benjamin Barker y la consecuente venganza de Sweeney Todd, mucho menos conoceremos acerca del ensañamiento del Juez Turpin para con el barbero o sobre el repentino e incondicional enamoramiento de Anthony por Johanna. Porque “Sweeney Todd” posa su atención en aspectos accesorios, al punto de volverse repetitiva, inconsistente y cansadora: una y otra vez vemos a Johnny Depp salpicarse con sangre inocente o examinamos las fantasías románticas de Helena Bonham Carter (hecho que solo se justifica por la relación sentimental-familiar de la actriz con el realizador), pero nunca llegamos a saber a ciencia cierta la génesis de truculenta tragedia (parece ser que el director confió excesivamente en el conocimiento previo del espectador subestimando al público desprevenido y corriente).
El musical no es apto para todo público y dicha acepción corre de igual manera para sus intérpretes. Johnny Depp es uno de los actores mas talentosos de su generación y junto a Tim Burton ha desarrollado una serie de personajes que desbordan excentricidad. Pero su desempeño en “Sweeney Todd” no sobrepasa la media. Personalmente creo que ha llegado el momento de exigirle al actor la no repetición, lo que implicaría necesariamente unas vacaciones lejos de Burton. Tal como mencionaba anteriormente, la excesiva presencia en pantalla de Helena Bonham Carter solo se entiende por el hecho de ser la esposa del director, pues sus cualidades vocales son nulas. Alan Rickman y Timothy Spall pasan totalmente inadvertidos mientras que Jayne Wisener (Johanna) es la versión clonada de Christina Ricci en “Sleepy Hollow”, filme al que se hace referencia infinidad de veces a lo largo de todo el metraje. A pesar de la irregularidad del elenco Sacha Baron Cohen (Pirelli) y el niño Ed Sanders (Toby) se lucen al punto de opacar al mismísimo Depp, pues sencillamente han hecho lo que debían hacer: lograr la combinación justa entre comedia musical y drama sanguinario.
La irregularidad de “Sweeney Todd” alcanza incluso a la estética visual, uno de los aspectos más característicos y valorados del universo Burton. La fotografía (extrañamos a Emmanuel Lubezki), empecinada en encarnar el lúgubre corazón del personaje, no permite –literalmente- distinguir con totalidad el diseño de producción y el vestuario (sin lugar a dudas el aspecto mas destacado de todo el filme). Por su parte las capas de cosmético en el rostro de los personajes son tan exageradas que el maquillaje resulta totalmente inverosímil y ridículo.
Resumiendo, “Sweeney Todd” es un intento fallido y solo de a ratos se perciben ráfagas del Burton genuino (y la mayoría de ellos prescinden de las ataduras del musical lo que una vez mas apoya mi teoría de que el filme debería haber tenido un formato clásico). Una verdadera lástima sobre todo por lo que el filme podría haber significado. Quizás mis expectativas eran muy elevadas: fui a ver la mejor película de Tim Burton y me encontré con una mas del montón, una piedra en el zapato, un traspié en su filmografía el cual prefiero olvidar.
Para destacar: la contundente toma final que tiene el dramatismo, la fuerza y el valor que el resto del filme no se animó a desarrollar.
Calificación: CAR LOST
En varias ocasiones he hecho pública mi simpatía hacia el género musical como también la admiración que siento por el talento artístico de Tim Burton. “Sweeney Todd” debería haber sido un programa sin desperdicios, pero no fue así: la última creación de la dupla Burton-Depp, contrariamente a lo que esperaba, me defraudó profundamente.
En términos generales “Sweeney Todd” es un filme que se queda a mitad de camino en todo aspecto. Incluso su esencia encierra el mayor de sus problemas: el musical (por mas que sea de terror) y Burton definitivamente no son una buena combinación. La materia prima que sirve a la película (ya sea el mito viviente del barbero asesino o el musical de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler) es de una riqueza impresionante, aunque está desaprovechada pues los caminos escogidos por el director no fueron los mas indicados. Ya sea por el desconocimiento de los códigos propios del musical, la no aceptación de los mismos o su incompatibilidad con la visión sanguinaria y gótica de Burton, “Sweeney Todd” termina resultando un híbrido incoherente e irregular; las secuencias musicales no tienen fluida conexión con aquellas de texto hablado y viceversa, lo que provoca que el filme se aprecie como dos películas distintas sobre el mismo tema (cada una de ellas con sus aciertos y desaciertos) unidas casualmente y sin ningún tipo de precisión.
El mismo tipo de problema se percibe en el guión. Burton no se decide sobre que arista de la historia centrarse y en consecuencia se origina un divagare narrativo que no permite el desarrollo completo de ninguna de las tramas (¡incluso la principal!). El espectador nunca ha de enterarse de las justificaciones y los porqués del accionar de los personajes. Si poco y nada sabemos de la transformación de Benjamin Barker y la consecuente venganza de Sweeney Todd, mucho menos conoceremos acerca del ensañamiento del Juez Turpin para con el barbero o sobre el repentino e incondicional enamoramiento de Anthony por Johanna. Porque “Sweeney Todd” posa su atención en aspectos accesorios, al punto de volverse repetitiva, inconsistente y cansadora: una y otra vez vemos a Johnny Depp salpicarse con sangre inocente o examinamos las fantasías románticas de Helena Bonham Carter (hecho que solo se justifica por la relación sentimental-familiar de la actriz con el realizador), pero nunca llegamos a saber a ciencia cierta la génesis de truculenta tragedia (parece ser que el director confió excesivamente en el conocimiento previo del espectador subestimando al público desprevenido y corriente).
El musical no es apto para todo público y dicha acepción corre de igual manera para sus intérpretes. Johnny Depp es uno de los actores mas talentosos de su generación y junto a Tim Burton ha desarrollado una serie de personajes que desbordan excentricidad. Pero su desempeño en “Sweeney Todd” no sobrepasa la media. Personalmente creo que ha llegado el momento de exigirle al actor la no repetición, lo que implicaría necesariamente unas vacaciones lejos de Burton. Tal como mencionaba anteriormente, la excesiva presencia en pantalla de Helena Bonham Carter solo se entiende por el hecho de ser la esposa del director, pues sus cualidades vocales son nulas. Alan Rickman y Timothy Spall pasan totalmente inadvertidos mientras que Jayne Wisener (Johanna) es la versión clonada de Christina Ricci en “Sleepy Hollow”, filme al que se hace referencia infinidad de veces a lo largo de todo el metraje. A pesar de la irregularidad del elenco Sacha Baron Cohen (Pirelli) y el niño Ed Sanders (Toby) se lucen al punto de opacar al mismísimo Depp, pues sencillamente han hecho lo que debían hacer: lograr la combinación justa entre comedia musical y drama sanguinario.
La irregularidad de “Sweeney Todd” alcanza incluso a la estética visual, uno de los aspectos más característicos y valorados del universo Burton. La fotografía (extrañamos a Emmanuel Lubezki), empecinada en encarnar el lúgubre corazón del personaje, no permite –literalmente- distinguir con totalidad el diseño de producción y el vestuario (sin lugar a dudas el aspecto mas destacado de todo el filme). Por su parte las capas de cosmético en el rostro de los personajes son tan exageradas que el maquillaje resulta totalmente inverosímil y ridículo.
Resumiendo, “Sweeney Todd” es un intento fallido y solo de a ratos se perciben ráfagas del Burton genuino (y la mayoría de ellos prescinden de las ataduras del musical lo que una vez mas apoya mi teoría de que el filme debería haber tenido un formato clásico). Una verdadera lástima sobre todo por lo que el filme podría haber significado. Quizás mis expectativas eran muy elevadas: fui a ver la mejor película de Tim Burton y me encontré con una mas del montón, una piedra en el zapato, un traspié en su filmografía el cual prefiero olvidar.
Para destacar: la contundente toma final que tiene el dramatismo, la fuerza y el valor que el resto del filme no se animó a desarrollar.
3 comentarios:
Hola,
Discrpo rotundamente en tu apreciación.
En inicio, debe entenderse que las críticas siempre serán subjetivas y obedecen de la percepción e interpretación que cada individuo le asigne a cada obra.
Partiendo de esa premisa, puedo decir que esperaba algo espectacular de Burton, sin embargo, Sweeney Todd no me defraudó en lo absoluto.
Depp estuvo solvente, aunque no sea barítono y su personaje sea sombrío y cons ed de venganza. Bonhan Carter es el hilo conductor de la historia, su performance es brillante y lo visto en pantalla es merito propio y nada tiene que ver con que sea la pareja del director.
Es una adaptación interesante, tal vez faltó un musical emblemático, pero nada en una película tiene que regirse estrictamente a eventos coherentes, consistentes, o medianamente creibles. Menos si hablamos de Burton.
No creo que sea su mejor película pero la película cumple su cometido.
Hay que aprender a ser objetivos, no sólo Burton mereció la nominación al OSCAR. Helena Bonhan Carter era candidata de fuerza.
Y Sacha Baron Cohen estuvo insuperable. esos cinco minutos en pantalla pagaron el valor de mi entrada de cine. Formidable.
Saludos,
Precisamente esa es la idea. Que cada uno exprese su opinion. Esta es la mía, lo que yo pienso y lo expongo. Pero no obligo a nadie a que opine igual.
Valoro tu comentario.
Saludos!!!
Yo pienso que fue una gran pelicula, aunque con una temática simple, muy bien lograda. Es la segunda mejor pelicula de Burton a mi entender, pues no supero a El Gran Pez. Johnny estuvo impecable al igual que Helena.
PD: PASEN POR MI NUEVA SECCIÓN DEL BLOG QUE IMPLICA JUEGOS ON LINE EN EL QUE DARE PISTAS DE UN PERSONAJE Y USTEDES TENDRÁN QUE ADIVINARLO DEJANDO UN COMENTARIO.MI BLOG ES:
http://portalsolocine.blogspot.com/
CHAU SALUDOS
Publicar un comentario